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viernes, 24 de junio de 2022

La Costa Azul – Côte d’Azur



Menton, Freefotouk

La Costa Azul es mundialmente conocida gracias al cine, a la atípica corte monegasca y a su microclima resguardado de los vientos mediterráneos. Libre del Mistral y la Tramontana, la costa de los departamentos del Var y de los Alpes-Maritimes, es una de las regiones litorales más glamourosas del planeta. Desde Hyéres en el Var, pasando por Mónaco, hasta la frontera italiana y San Remo.

Gracias a su particularidad geográfica la Costa Azul goza de un tiempo excepcional y de una fama desmesurada. Lugares como St-Tropez, Cannes, Niza o Mónaco, aparentemente no merecen una presentación. Nosotros se la daremos de todas formas para que descubran una visión mucho más profunda que la de los dos minutos que el telediario dedica al Festival de Cine de Cannes.

Si el glamour es lo más importante en la Costa Azul, no es lo único. Evidentemente, aquellos que busquen la calma absoluta y la ausencia de humanos, no se encaminan hacia el lugar más adecuado. Y sin embargo, hay ciertos rincones, la mayoría alejados de la costa, donde sí es posible adentrarse en el mar solo, en una cala perdida, o visitar los valles ocultos del interior que nos llevan hacia los Alpes, espalda sobre la que se apoya toda la Costa Azul.

La Côte d’Azur, es invadida recurrentemente por los parisinos en verano y también por turistas de todo el mundo que poco o nada conocen de la región, pero que acuden a ella obnubilados por el “charme”, el encanto y el glamour que tan bien ha vendido la Costa Azul.

Promenade des Anglais, Paseo de los ingleses, Niza

Por supuesto, algo de magnifico debe haber para que ya desde el siglo XIX la región haya atraído a pálidas damiselas de toda Europa y caballeros de ricas fortunas, nobles de capa caída y personajes de diversa calaña preocupados en hacerse ricos, encontrar esposa o esposo o simplemente sobrevivir entre copa y copa de champán.

La ventajas de la zona de la Costa Azul, durante mucho tiempo mal comunicada con Paris y centroeuropa, son en primer lugar climáticas. El sol campa a sus anchas la mayor parte del año, sobre todo en el invierno, que por otra parte es particularmente suave. Ese clima temperado fue uno de los primeros objetivos de los primeros turistas. El mar de un lado, los valles que llevan a los Alpes del otro.

La presencia simultanea del Mediterráneo y de la cordillera de los Alpes. La Costa Azul está protegida y enmarcada por los Alpes del sur. Algunas de sus cumbres llegan a los 3.000 metros. Desde allí los prealpes de Niza llegan hasta el mar. En esa zona encontramos pueblecitos como Grasse, situado a 750 metros de altitud, desde donde pueden contemplarse panoramas excepcionales. Una explosión de color en primavera, un invierno frío pero teñido aún por esa luz mediterránea, alegre y cálida a pesar de la altura.

Côte d’Azur, Toute Lannee

Y, evidentemente el cine, el lujo, la nobleza de ese anacronismo del glamour que es Mónaco. No obstante, esta percepción, esta semejanza entre el lujo decadente de la vieja Europa en un mundo globalizado, debe mucho más a Grace Kelly y al público norteamericano que a los franceses. Los años 60 supusieron el salto definitivo a la fama para Mónaco y para una cierta idea de la Costa Azul, donde la pasión de la Formula 1, con sus riesgos de mentiras se unía a las miradas de las actrices, al romance loco y desenfrenado. Mientras la Guerra fría causaba estragos en el mundo, los gloriosos 30 años de desarrollo, las vacaciones pagadas y el despegue del consumismo elevaban a la Costa Azul al Parnaso del lujo glamouroso.

Costa y montaña, para todos los gustos

Del lado del Mediterráneo la Costa Azul propiamente dicha va de Mentón en la frontera italiana hasta Tolón, el gran puerto militar francés del sur.

El interior de la región de Niza es una zona muy deseada en la actualidad. El mercado inmobiliario se ha desarrollado, aunque no tenga nada que ver con la destrucción sistemática del paisaje y la construcción de bloques que ha adornado la costa española o el resto de la francesa. Se trata de zonas que conservan todavía el toque rural y donde la arquitectura sigue unas pautas, que muy lejanas de todo nacionalismo o regionalismo, sin embargo conservan la tradición de la construcción en piedra de casa de campo provenzales. Lo mismo ocurre con la región de Antibes y Cannes, Vallauris, el macizo del Esterel (Massif de l’Esterel) y el macizo de los Moros (Massif des Maures).

Pero hay mucho más en la Costa Azul, les hablaremos de Hyéres, del archipiélago del mismo nombre con las islas de Porqueroles y Levant; de St-Raphaël, Frejus, de Antibes, Le Cannet, de Mónaco, Montecarlo y Menton.

Y mucho más porque no sólo hay playas y bellas ciudades costeras, lujo y desenfreno nocturno, dentro de lo cabe, no olviden que estamos en Francia. La Costa Azul permite conocer Italia y también el interior de esta Provenza marítima. Destacaremos el Parque Nacional de Marcantour, ya en plenos Alpes, donde practicar el esquí es un juego de niños. Isola 2000 y picos de más de 3000 metros forman un decorado increíble tanto en invierno como en verano. No dejen de visitar el Valle de las Maravillas (La Vallé des Merveilles), puerta del parque.

Déjense encandilar por la luz mediterránea que enamoró a Picasso y a tantos otros pintores, directores de cine, literatos y diletantes.

Mapa

Para saber más de cada ciudad o lugar pinche en los links.

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